De esas tardes en las que caminas sin rumbo
por calles despejadas y hermosas.
En las que vas sola pensando en posibles soluciones
a tantos problemas (reales o no) y sólo dejas que esos
pensamientos sean interrumpidos con la canción de
fondo que aleatoriamente surge de tu ipod.
Compras un café delicioso que esperas paciente
hasta que se entibie y puedas tomarlo con pitillo.
y sigues caminando hasta que te encuentras
con un folíolo huérfano de hoja y peciolo.
Te agachas, lo tomas en tus manos ( es tan pequeño)
y lo dibujas mentalmente en la libreta de hojas blancas
que días atrás de regalaron.