lunes, 27 de abril de 2009

Mientras más engolfada en mi costura me encontraba, la música del ipod dejo de sonar dejándome en completo silencio, un silencio perturbador que me convirtió en otra persona. De repente no estaba en el comedor de mi casa, en vez de eso, manejaba velozmente por una carretera soleada, yo era rubia y llevaba una bufanda roja. Iba feliz cantando una de Peaches, el sol cada vez más radiante me obligo a buscar mis gafas oscuras en la guantera, me los puse y estaba de nuevo en casa.

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